"Nos cuentan los cronistas de Cuenca que el primer molino de papel instalado aquí fue el del genovés Juan de Otonel, en 1626, quien dio trabajo a 30 personas, consiguiendo desde el primer momento el favor de la corona con lo que fue posible desarrollar una próspera industria, que alcanzó prestigio nacional, mientras el pequeño caserío situado al borde del Huécar emprendía un periodo de bienestar. La felicidad, en este mundo, tiene una vigencia limitada y por ello llegaron después los años de desavenencias, desentendimiento y penurias, hasta que los Clemente de Aróstegui, familia singularmente benemérita, les dio un nuevo impulso, ya a finales del siglo XVIII.
Fue la última descendiente de esta estirpe, doña Gregoria de la Cuba y Clemente, cuya estatua de matrona regia se encuentra en el parque de San Julián, la que ideó poner en marcha una fundación que tenía una doble finalidad: promotora de la actividad agraria en las extensas tierras de su propiedad, con lo que se beneficiaba a loa labradores de la comarca y educativa, creando unas escuelas que ofrecieron enseñanza a los niños de la aldea y de su pueblo matriz, Palomera.
La artífice de esta iniciativa falleció sin descendencia, de manera que con ella se agotó la estirpe, pasando sus bienes a ser gestionados por una fundación que, como suele suceder en tantos casos similares fue languideciendo con el paso de los años hasta llegar a un estado parecido a la inanición.
Para cumplir sus propósitos, la fundadora levantó un magnífico complejo edificado, un palacio-panteón de grandes proporciones y magnífico aspecto visual, con valiosos elementos arquitectónicos y artísticos en su interior, que sobreviven con cierta dignidad al destructor paso del tiempo cuando lo acompaña el abandono. El edificio, de planta rectangular con alas perpendiculares al eje principal, deja en el centro un amplio patio con fuente.
En la fachada principal se abre la puerta adintelada, a la que acompañan un balcón principal y varias ventanas con rejería tradicional y se cubre a cuatro aguas. Junto a la casa señorial propiamente dicha se encuentran las dependencias de los trabajadores de la finca, la escuela y la casa del sacerdote que atendía el culto.
Desde Cuenca el punto de partida es la Puerta de Valencia, donde empieza la carretera de Palomera por la Hoz del Huécar. A ocho kilómetros se encuentra Molinos de Papel, aldea de Palomera".
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"The chroniclers of Cuenca tell us that the first paper mill installed here was that of the Genoese Juan de Otonel, in 1626, who employed 30 people, obtaining the favor of the crown from the first moment, which made it possible to develop a prosperous industry, which achieved national prestige, while the small hamlet located on the edge of the Huécar began a period of well-being. Happiness, in this world, has a limited validity and that is why the years of disagreements, misunderstanding and hardship came later, until The Clemente de Aróstegui, a singularly worthy family, gave them new impetus, already at the end of the 18th century.
It was the last descendant of this lineage, Doña Gregoria de la Cuba y Clemente, whose statue of the royal matron is in the San Julián park, who devised launching a foundation that had a double purpose: promoter of agricultural activity in the extensive lands of his property, which benefited the farmers of the region and educationally, creating schools that offered education to the children of the village and its parent town, Palomera.
The architect of this initiative died without descendants, so that with her the lineage was exhausted, passing her assets to be managed by a foundation that, as usually happens in so many similar cases, languished over the years until reaching a state similar to starvation.
To fulfill her purposes, the founder built a magnificent building complex, a palace-pantheon of large proportions and magnificent visual appearance, with valuable architectural and artistic elements inside, which survive with a certain dignity the destructive passage of time when accompanied by abandonment. . The building, rectangular in plan with wings perpendicular to the main axis, leaves a large patio with a fountain in the center.
The lintel door opens on the main façade, accompanied by a main balcony and several windows with traditional grilles and a hipped roof. Next to the manor house itself are the quarters of the estate workers, the school and the house of the priest who attended the cult.
From Cuenca the starting point is Puerta de Valencia, where the Palomera road through Hoz del Huécar begins. Eight kilometers away is Molinos de Papel, the village of Palomera".
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