Gracias a la restauración y la buena conservación de sus piedras, constituye un monumento impresionante por su tamaño y su posición.
Está ubicado cerca de un área recreativa (indicada por las coordenadas de aparcamiento) y sobre la ladera que domina el cauce de la Rivera de los Pinos. Se encuentra bastante próximo a los dólmenes 7, 9 y, según parece muy cerca del número 8, que no he podido localizar.
En el área de Zalamea la Real se han descubierto en torno a veinte dólmenes diferentes, algunos de ellos agrupados o muy próximos. Tal concentración de monumentos funerarios parece estar motivada por la presencia de los ricos yacimientos mineros de la zona, concretamente la mina de Chinflón.
Aunque la economía en la época de construcción de los dólmenes cabe suponer que se fundamentara en la agricultura, ganadería, caza y recolección, la actividad minera como fuente de un recurso valioso debió servir, además de fuente de riqueza basada en el intercambio con otros pueblos, como factor aglutinante de una población mantenida a lo largo de un período de tiempo prolongado.
La construcción de tales monumentos es indicativo de las complejas creencias y ritos practicados por aquellos pueblos, además de que el ajuar encontrado, aunque muy escaso, permite obtener alguna información acerca de su forma de vida. Por otra parte, el propio proceso constructivo implica una organización social jerarquizada.
Interesante información en:
- Los dólmenes de El Pozuelo.