"Construido con la tradicional piedra molinaza, cuenta con cuatro arcos de medio punto y posee una de las vistas más espectaculares de Montoro. Ideal para que captures con la cámara o Smartphone los mejores recuerdos de tu visita.
Este monumento se erige sobre el río Guadalquivir y une el núcleo principal de la ciudad con el barrio de El Retamar. Comenzó a construirse en 1498 durante el reinado de los Reyes Católicos, convirtiéndose en uno de los más característicos e importantes de la provincia de Córdoba.
Desde la pétrea pasarela, merece la pena detenerse y contemplar, a los pies, el paso del Guadalquivir y, sobre la cabeza, el blanco caserío de Montoro.
Además, deberás saber que el puente mide 180 metros de largo por 9 metros de ancho y la clave del arco mayor es de 18 metros de altura sobre el nivel del agua.
Dispone de dos estribos de acceso y destaca el ojo central por su tamaño y por estar flanqueado en sus pilas por tajamares angulares de grandes dimensiones en el frente de la corriente, siendo de menor tamaño los situados en el frente posterior y de superficie curva.
Si preguntas sobre este puente a algún montoreño a tu paso por el municipio, puede que lo desconozca o te responda con el nombre de Puente de las Donadas o Doncellas.
Y es que, hasta hace relativamente poco tiempo, se creyó que este Puente se sufragó con las joyas que donaron las mujeres y de salarios entregados por los vecinos para levantar este elemento arquitectónico, aunque la verdad encerraba otra realidad diferente.
Según la información aportada por el Archivo General de Simancas de Valladolid, antes del siglo XIX no se trataba el tema de donaciones de joyas para referirse a collares, pulseras o pendientes.
En este caso, se trataba de otro tipo de joyas referidas a bienes terrenales: las dehesas. Así pues, para la construcción del Puente, los montoreños se desprendieron de verdaderas joyas naturales que los Reyes Católicos, Juana I y Carlos V dieron su permiso para que pudieran venderlas y que con el dinero conseguido poder terminar la construcción del mismo.
Del mismo modo, los municipios colindantes a Montoro también tuvieron que contribuir con las costas, ya que el Concejo cordobés los obligó a entregar sumas monetarias al Ayuntamiento de Montoro.
De una forma u otra, estos se iban a beneficiar de dicha infraestructura que conectaba la campiña con la sierra -camino a Toledo y Madrid por Ciudad Real-".
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"Built with traditional molinaza stone, it has four semicircular arches and has one of the most spectacular views of Montoro. Ideal for you to capture the best memories of your visit with your camera or Smartphone.
This monument stands on the Guadalquivir River and connects the main center of the city with the El Retamar neighborhood. It began to be built in 1498 during the reign of the Catholic Monarchs, becoming one of the most characteristic and important in the province of Córdoba.
From the stone walkway, it is worth stopping and contemplating, at your feet, the Guadalquivir Pass and, above your head, the white hamlet of Montoro.
In addition, you should know that the bridge measures 180 meters long by 9 meters wide and the keystone of the main arch is 18 meters high above the water level.
It has two access abutments and the central eye stands out for its size and for being flanked in its piers by large angular cutwaters in the front of the current, with those located in the rear front being smaller and with a curved surface.
If you ask any Montoreño about this bridge as you pass through the municipality, they may not know it or may respond with the name Puente de las Donadas or Doncellas.
And the thing is that, until relatively recently, it was believed that this Bridge was paid for with the jewels donated by women and salaries given by neighbors to build this architectural element, although the truth contained a different reality.
According to the information provided by the General Archive of Simancas of Valladolid, before the 19th century the issue of donations of jewelry was not discussed, referring to necklaces, bracelets or earrings.
In this case, it was another type of jewelery referring to earthly goods: the pastures. Thus, for the construction of the Bridge, the people of Montoro got rid of true natural jewels that the Catholic Monarchs, Juana I and Carlos V gave their permission so that they could sell them and with the money obtained they could finish the construction of the bridge.
Similarly, the municipalities adjacent to Montoro also had to contribute to the costs, since the Córdoba Council forced them to deliver monetary sums to the Montoro City Council.
"In one way or another, they were going to benefit from said infrastructure that connected the countryside with the mountains - on the way to Toledo and Madrid through Ciudad Real."
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