[ES] “El castillo de Frías, llamado de los Velascos o de los Duques de Frías, se alza en lo alto del cerro (Peñasco de la Muela) que domina la población, y el cercano río Ebro cruzado por su magnífico puente medieval fortificado.
Historia
Ocupa el lugar donde existiría una pequeña fortificación defensiva de los siglos IX y X con papel de vigilancia frente a las tropas musulmanas del Emirato de Córdoba, aunque pronto el adversario será el Reino de Navarra.
Sin embargo, el conjunto actual es una construcción que es el resultado de la agregación de obras que van de los siglos XII al XVI.
Perteneció a Alfonso VIII, rey de Castilla al serle entregado por los Armengol. Éste mandaría ampliar la fortaleza y de estos tiempos quedan los muros meridionales del patio de armas con sus ventanales románicos de los que luego nos ocuparemos.
La protección que el fuero del monarca castellano ofrecía a los fredenses cambió radicalmente en 1446 al ser cedida la villa con su castillo por el rey Juan II a D. Pedro Fernández de Velasco (Conde de Haro) a cambio de Peñafiel. Las imposiciones e incrementos de impuestos -que no respetaban el fuero real- del nuevo señor sobre la población provocaron una revuelta que él mismo tuvo que sofocar mediante un asedio.
Descripción
El castillo de Frías tiene una planta irregular con dos tramos rectos casi perpendiculares: los del noroeste y noreste, más otro curvilíneo -formando un arco-, que se adapta al perfil del cerro de la Muela en su flaco meridional. Sus muros se jalonan de torres de planta circular y cuadrada delimitando un amplio patio de armas con gran aljibe.
En los costados de este patio de armas se encontraban las diversas estancias para la vida y funcionamiento de la fortaleza: viviendas, cuadras, almacenes, etc.
La entrada se practica en el costado oriental para lo que era necesario emplear un puente levadizo que salvaba el correspondiente foso.
La torre del homenaje -de planta poligonal irregular- se sitúa en la esquina suroccidental, edificada independientemente sobre un erizado peñasco. Su silueta es el verdadero emblema de la ciudad gracias a su ubicación y al juego de volúmenes de sus estructuras, como los garitones esquineros y el almenado.”
(Fuente)
[EN] “The castle of Frías, called Velascos or the Dukes of Frías, stands on top of the hill (Peñasco de la Muela) that dominates the town, and the nearby Ebro river crossed by its magnificent fortified medieval bridge.
History
It occupies the place where there would have been a small defensive fortification from the 9th and 10th centuries with a surveillance role against the Muslim troops of the Emirate of Córdoba, although the adversary would soon be the Kingdom of Navarre.
However, the current set is a construction that is the result of the aggregation of works that go from the 12th to the 16th centuries.
It belonged to Alfonso VIII, King of Castile when it was handed over to him by the Armengol family. He would order the fortress to be expanded and from these times the southern walls of the parade ground remain with their Romanesque windows, which we will deal with later.
The protection that the jurisdiction of the Castilian monarch offered to the people of Frias changed radically in 1446 when the town with its castle was ceded by King Juan II to D. Pedro Fernández de Velasco (Count of Haro) in exchange for Peñafiel. The impositions and increases in taxes -which did not respect the royal jurisdiction- of the new lord on the population caused a revolt that he himself had to put down by means of a siege.
Description
The castle of Frías has an irregular floor plan with two almost perpendicular straight sections: those to the northwest and northeast, plus another curvilinear one -forming an arch-, which adapts to the profile of Cerro de la Muela on its southern flank. Its walls are marked out with circular and square towers delimiting a wide parade ground with a large cistern.
On the sides of this parade ground were the various rooms for the life and operation of the fortress: houses, stables, warehouses, etc.
The entrance is practiced on the eastern side for which it was necessary to use a drawbridge that saved the corresponding moat.
The keep - with an irregular polygonal plan - is located in the southwestern corner, built independently on a bristling rock. Its silhouette is the true emblem of the city thanks to its location and the interplay of volumes of its structures, such as the corner sentry boxes and the crenellations.”
(Source)